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Regina Isabel Sarmiento Hernández era discreta, reservada, poco gustosa de recibir visitas, quizá por eso fue que su cadáver fue hallado 48 horas después del último día en que la vieron con vida.

Desde el domingo, cuando comió en el patio de su vivienda, los familiares de Regina Isabel no supieron más de ella hasta el martes en la mañana, día en el que su nieto encontró el cadáver de la mujer de 61 años, el cual reposaba enredado en el cable de un abanico.

Sarmiento Hernández residía en la carrera 11 No. 29A-24, barrio Santa Rosa (Sabanalarga), en la vivienda de al lado estaba de vecina una de sus hijas, Luz Silgado, quien aseguró verla el domingo en la tarde. “Fui a darle vuelta. La encontré en el patio, comiendo”.

Luz explicó que su mamá no era de esas personas que le gustara recibir visitas, porque decía que le desordenaban las cosas, por eso podían pasar un día completo sin verla, era normal. “La vi el domingo, me tranquilicé”, comentó.

Sin embargo, mencionó que el lunes ella inició su búsqueda luego de no verla recoger agua a las 4:00 de la madrugada como de costumbre.

“El lunes no la vi, ella por costumbre se levantaba a recoger agua, eso era sagrado cada día, pero nada, no salió. En ese instante me alerté, entonces lo que hice fue recorrer los centros médicos pa’ ver dónde estaba”, continuó la hija de la fallecida.

La noche llegó y ese lunes la búsqueda fue terminada, según Luz. Ella luego señaló que el martes le pidió a uno de sus hijos forzar la puerta de la vivienda de su madre y, tras la acción, la hallaron tendida en el piso del cuarto.

“Mami, no la busques más, mi abuela está dentro del cuarto, boca abajo, fría, enredada en el cable del abanico”, expresó el menor de edad.