Hoy es difícil imaginarse un mundo sin redes sociales. Estas plataformas, además de ser un medio que facilita la comunicación, se han convertido prácticamente en nuestra vida. No es novedad entrar a una de las plataformas más populares, como Facebook (con 1.150 millones de usuarios en todo el mundo) e Instagram (con más de 700 millones) y encontrarse con todo lo que hacen los amigos, como las publicaciones de las fotos de la fiesta de la noche pasada, los viajes que han tenido, las fotos con la pareja, los videos haciendo ejercicio o comiendo ‘saludable’, etc.
El uso de las redes sociales en los jóvenes y adolescentes se está volviendo cada vez más peligroso para su salud mental. La dependencia de ellas afecta a alrededor del 5 por ciento de esta población y, de acuerdo con estudios, se han vuelto más adictivas que los cigarrillos y el alcohol. Un reporte reciente de la Royal Society for Public Health (RSPH) del Reino Unido revela que Instagram y Snapchat son las redes sociales que más afectan el bienestar de sus usuarios.
El reporte ‘Redes sociales, salud mental y bienestar de los jóvenes’, de la RSPH y el Young Health Movement, fue elaborado a partir de una encuesta a 1.479 personas del Reino Unido entre los 14 y 24 años, en la que se les hizo a los jóvenes 14 preguntas sobre las cinco plataformas más populares del momento: Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter y YouTube. La encuesta tenía como objetivo descubrir el impacto, tanto negativo como positivo, de estas plataformas en su salud mental y su bienestar.
Para medir el impacto de estas plataformas se pidió a los jóvenes que clasificaran en qué medida las redes sociales causaron una mejora o un empeoramiento en ciertos factores relacionados con la salud. La clasificación se hizo de esta manera: -2 (mucho peor), 0 (ningún efecto) y +2 (mucho mejor).
Efectos negativos en la salud
En este informe se evidencia que los jóvenes que pasan más de dos horas al día en redes como Facebook, Twitter o Instagram tienen más probabilidades de reportar una mala salud mental, que para el estudio es la presencia de angustia psicológica (síntomas de ansiedad y depresión), pérdida de sueño, problemas de autoestima, ‘ciberbullying’ o acoso en las redes y síndrome de ‘fear of missing out’ (miedo a perderse de algo).
“Ver a los amigos constantemente de vacaciones o disfrutar de las noches puede hacer que los jóvenes experimenten el ‘fear of missing out’. Estos sentimientos pueden promover una actitud de comparación y desesperación en los jóvenes”, de acuerdo con el estudio. Estos sentimientos alimentan en los jóvenes la búsqueda del perfeccionismo en redes sociales mediante la sobreedición de las fotografías y videos que se publican en estas plataformas con el objetivo de comparar sus vidas con las de otros.
“Al generar tanta dependencia a las redes sociales –explica Hernán Cubillos, especialista en psiquiatría de la Universidad Nacional– llega un punto en el que esta adicción se convierte en el 100 por ciento de tu vida, y cuando algo negativo ocurre en las redes sociales, como no tener los suficientes ‘likes’ en una publicación, empiezan a generarse síntomas depresivos en los jóvenes”.
La falta de sueño a causa de la adicción a las redes sociales también es preocupante, pues uno de cada cinco jóvenes –de acuerdo con el estudio– se levanta en las noches para revisar en su celular, tableta o computador sus notificaciones. El estudio advierte que la exposición a las luces led antes de dormir puede interferir en los procesos naturales del cerebro que desencadenan la sensación de somnolencia, así como la liberación de la melatonina, hormona del sueño. Lo anterior trae como consecuencia dificultades para quedarse dormido, según el estudio. Snapchat fue catalogada con un -1 por los jóvenes por empeorar su calidad de sueño.
La percepción de sí mismo y la construcción de autoestima también se ven deteriorados por el uso constante de redes sociales como Instagram y Snapchat. De acuerdo con el estudio llevado a cabo por la RSPH, Instagram fue catalogada por los usuarios con un puntaje de casi -1 en lo que respecta a la imagen corporal. De acuerdo con María Victoria Pérez, psiquiatra de la Universidad Javeriana, “en la adolescencia siempre es muy importante el tema de la imagen corporal, pues es uno de los factores que hace más vulnerable este periodo por todos los cambios físicos y emocionales que se presentan. Las fotos que se publican que tienen que ver con la exhibición del cuerpo, como por ejemplo ropa de clima caliente, vestidos de baño, etc., demuestran que la persona que las publica quiere mostrar lo linda o lindo que está, que va al gimnasio, que tiene curvas, etc.”.
Esta tendencia, según Pérez, va generando una comparación constante entre los jóvenes y da lugar a una sensación de vacío o de ‘falso-self’, que es la persona que “reacciona satisfaciendo las demandas de la red social, ocultando el ‘yo real’, creando un yo que se acomoda erróneamente a las exigencias”.
Así mismo, un fenómeno psicológico conocido como ‘saliencia’, las ganas de llamar la atención y enterarse de todo rápidamente, según Jaime Moreno, psicólogo de la Universidad de la Sabana, es una señal de un comportamiento impulsivo en los jóvenes que, si dejan de estar conectados, empiezan a deprimirse por la sensación de estar perdiéndose de algo.
De acuerdo con otros estudios, hay una alta probabilidad de que las redes sociales estén detrás del fuerte deseo de las mujeres por cambiar la apariencia de partes de su cuerpo como la cara, el cabello, la piel, entre otras, después de haber pasado un tiempo en Facebook. Es tan preocupante esto que, según la RSPH, alrededor del 70 por ciento de mujeres de entre 18 y 24 años considerarían someterse a una cirugía cosmética. “Las niñas empiezan a compararse con las demás, a sentir que no son lo suficientemente flacas o no están lo suficientemente tonificadas y a pensar que no tienen el cuerpo ideal para publicar la foto”, recalca Pérez.
La sensación de estarse perdiendo algo o ‘fear of missing out’ es muy común en los jóvenes adictos a las redes sociales, que desarrollan comportamientos depresivos al no estar conectados constantemente. Los jóvenes que desarrollan más adicción a internet y a las redes sociales son las personas que tienen menos habilidades sociales, las más tímidas, según Hernán Cubillos: “Estas son personas a las que la vida diaria no las satisface y encuentran en estas plataformas sociales un ‘lugar seguro’ y personalizado para construir su identidad”.
Especialistas recomiendan
Psicólogos y psiquiatras recomiendan a jóvenes y adolescentes que participen en actividades que desarrollen sus habilidades sociales, como el deporte.
Para moderar el uso de las redes sociales entre los adolescentes, las recomendaciones van directamente hacia los padres, que deben establecer límites a sus hijos frente al uso del celular y de internet.
De acuerdo con estos especialistas, las redes sociales no deberían ser usadas por menores de 14 años, pues es importante que el niño o niña desarrolle habilidades sociales en la vida diaria y no en la vida virtual. También se debe cuidar el contenido que se publica en las redes (medir el impacto que puede tener cada publicación en los demás) y tener cuidado con las personas que se agregan. Lo ideal es tener un contacto real con las personas con las que se interactúa en las redes.
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