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Las sanciones petroleras de Estados Unidos a Venezuela entraron en vigor ayer domingo, en un momento en que se agudiza la crisis en el país donde el régimen de Nicolás Maduro está en pugna con Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por más de 50 países.

Las restricciones a la compra de crudo de la petrolera estatal PDVSA que entraron en vigor forman parte de una batería de sanciones que EE. UU. ha impuesto, que tocan al propio Maduro, pero también a instituciones en el marco de su apoyo a Guaidó.

El viernes, el gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, prosiguió con su estrategia al sancionar al jefe de la diplomacia de Caracas, Jorge Arreaza.

El sábado Guaidó advirtió a los militares que la espera para recibir su apoyo “no puede ser eterna”, mientras que el dirigente chavista Diosdado Cabello celebraba con un mitin la llegada del plazo para la salida del país de la Organización de Estados Americanos (OEA), después de que Maduro anunció su retiro.

El enfrentamiento de los dos países se juega incluso en territorio de EE. UU., con la pugna por quién debe ocupar la embajada en Washington, tomada por chavistas. Antes de las sanciones anunciadas en enero, Venezuela exportaba 500.000 barriles de petróleo ultrapesado a EE. UU., donde operaba Citgo, filial de PDVSA, cuyas cuentas fueron bloqueadas para entregarle su mando a Guaidó.

El petróleo es el pulmón de la alicaída economía venezolana, a la que aporta el 96 por ciento de los ingresos.

Con la caída de producción, estas entradas de caja caen en un momento en que el país atraviesa una crisis sin precedentes, con una hiperinflación prevista por el FMI de 10 millones por ciento este año y una escasez de bienes básicos que ha provocado la migración de más de 3,2 millones de personas desde 2015. Una consecuencia clave de las sanciones es que Caracas tiene que encontrar quién le provea diluyentes para refinar su petróleo, lo que aumenta los costos.

La consultora Rapidan Energy Group, basada en EE. UU., calcula que la producción de PDVSA perdería temporalmente unos 200.000 barriles por día. Venezuela, que producía 3,2 millones de barriles diarios en 2008, bajó a unos 840.000 en marzo pasado.

Reparten ayuda humanitaria

Este fin de semana la Cruz Roja venezolana distribuyó en barriadas caraqueñas parte de la ayuda humanitaria que ingresó al país este mes entre cientos de pacientes que sortean la escasez de fármacos que sufre el país desde hace años.

El sábado atendió a al menos a 400 personas en el oeste de Caracas en un par de jornadas médicas en las que brindaron atención general, pediátrica y obstétrica.

El pensionado Rafael Sánchez, de 78 años, dijo que acudió a la jornada médica de este domingo para buscar atención a su hipertensión y a una dolencia en una mano.

El septuagenario remarcó que llevaba semanas buscando sin éxito uno de estos medicamentos que, cuando se consigue, cuesta tres veces lo que él devenga por concepto de pensión mensual, según dijo.

Por su parte, la docente Tatiana Izquierdo llegó hasta el mismo punto habilitado por la
Cruz Roja con un sobrino, menor de edad, que necesitaba atención debido a una amigdalitis.

La mujer explicó que, también en vano, buscaron antes los antibióticos que el niño necesitaba y que finalmente consiguió este domingo. La organización está trabajando junto a la Federación Farmacéutica de Venezuela, que estima en más de un 70 % la escasez de fármacos en el país.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha dicho que 7 millones de venezolanos necesitan asistencia humanitaria, lo que representa un promedio de 1 de cada 4 ciudadanos pues el censo gubernamental estima en unos 30 millones la población.