La hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México por 77 de los últimos 89 años –excepto por dos gobiernos del Partido de Acción Nacional (PAN) intercalados– terminó este domingo, cuando los mexicanos apostaron en las urnas por un radical giro hacia el izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), con Andrés Manuel López Obrador (Amlo) a la cabeza.
La victoria de López Obrador, con más del 50 por ciento del electorado, se dio en su tercer intento por llegar a la silla presidencial y después de replantear su estrategia, de la mano de su partido, para virar su discurso a un tono más conciliador, unificador y moderado que permite vislumbrar un poco lo que podría ser México los siguientes seis años.
“Esto es importante por la historia política de México, pues el ascenso de López Obrador y su discurso denotan que el presidente electo busca la reconciliación en un país dividido políticamente por años y que acaba de pasar por una campaña profundamente polarizada. López Obrador deberá dar muestras de ese compromiso ideológico diferente al predominante en el país”, aseguró a EL TIEMPO Javier Oliva Posada, docente e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).
“Yo voté por Obrador por el creciente índice de violencia que se ha desatado en México, por la segregación social y el creciente discurso de odio. Él siempre ha manejado en su discurso que su prioridad era la atención a las causas de la violencia, entre ellas la desatención a las clases menos desfavorecidas”, dijo a este diario Eliú Rojas, un ciudadano mexicano.
Para el analista político Fernando Díaz Naranjo, “López Obrador tiene toda la fuerza y la credibilidad para hacer las cosas bien, pues los mexicanos, cansados de lo mismo, decidieron poner esta vez su voto de confianza en Morena, dado que Obrador logró recoger esa importante demanda de la población que es la esperanza”.
Por su parte, la mexicana Alin Armendariz, quien no votó por el candidato de Morena, aseguró que “tanto la victoria de López Obrador como el discurso conciliador que dio después dan cuenta de que tiene todo para ser un excelente presidente y que si todas las cosas se unen podría aprovecharse como un momento histórico para que México llegue a ser un gran país”.
Por lo anterior, para Oliva Posada, “los siguientes seis años de Obrador en el poder deberán estar enfocados hacia problemáticas fundamentales para los mexicanos como la violencia criminal, salud pública e incluso el manejo de relaciones con EE. UU.”.
Precisamente, el virtual presidente aseguró ayer que habló con el mandatario estadounidense, Donald Trump, para proponerle “reducir la migración y mejorar la seguridad”.
“Recibí llamada de Donald Trump y conversamos durante media hora. Le propuse explorar un acuerdo integral; de proyectos de desarrollo que generen empleos en México, y con ello, reducir la migración y mejorar la seguridad. Hubo trato respetuoso y dialogarán nuestros representantes”, trinó Obrador.
“Yo halago mucho la conversación de López Obrador con Trump porque incluso me parece que el gobierno actual ha tenido una política muy débil, incluso sumisa con el gobierno de Estados Unidos, y que como país independiente debemos marcar la línea con base en las necesidades de los mexicanos, no con base en las necesidades de otro país”, mencionó Díaz Naranjo.Una de las grandes interrogantes tras la victoria de Obrador es en qué quedan los otros partidos políticos tras la aplastante derrota frente a Morena.
“Tanto el PRI como el PAN y el PRD (Partido de la Revolución Democrática) quedan profundamente debilitados y divididos. Yo diría incluso que el PRI entra en una fase de extinción gradual y que en el PAN empezarán los ajustes de cuentas contra Ricardo Anaya, mientras que el PRD deberá entrar en la lógica de rescatar lo perdido”, añadió el investigador de la Unam.
Entre tanto, para Díaz Naranjo, “los tres deberán entrar en una especie de evaluación interna, recomponerse y restructurarse si quieren volver a competir en alguna contienda electoral”.
Esto porque para él, “el candidato del PRI era la mejor opción, el más preparado, pero con la peor marca de todos, y era precisamente el PRI, al cual la gente ya no le tiene confianza”.