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El Ministerio de Transporte español puso en marcha una comisión de investigación de accidentes para aclarar todo lo ocurrido en torno al incidente protagonizado este lunes por un avión de Air Canadá, tras haber podido recoger muestras en la pista, con lo que ya se abrió el correspondiente expediente.

El anuncio lo hizo el ministro José Luis Ábalos que celebró que “todo haya concluido felizmente”. “Como país tenemos que estar muy orgullosos de la capacidad de respuesta. Afortunadamente casi ha sido un simulacro. No ha hecho falta más, pero ha habido un importante despliegue de recursos y efectivos”, explicó en declaraciones a la prensa desde el Aeropuerto de Madrid-Barajas.

En su opinión, la coordinación entre las diferentes administraciones, servicios y cuerpos implicados “funcionó bien” y con eficacia, por lo que los felicitó por su trabajo.

Respecto a los problemas causados horas antes también en Barajas después de que se detectara la presencia de un dron (lo que obligó a cerrar el espacio aéreo durante un tiempo), Ábalos recordó que “este tipo de acciones perjudican claramente el funcionamiento de los servicios públicos y la seguridad de las personas”.

El director del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, José Antonio Álvarez, también felicitó a la tripulación y a todas las partes implicadas en el plan de emergencia activado. “Ha sido un día complicado”, reconoció Álvarez, tras apuntar que el plan de emergencia contempla toda la ayuda externa disponible y todas las partes respondieron “de manera estupenda”.

El avión de Air Canadá, llevaba horas sobrevolando el espacio aéreo cercano al aeropuerto madrileño de Barajas y aterrizó a las 18.07 hora local, aparentemente sin mayores incidencias. Los 130 pasajeros del avión salieron de la aeronave sin problemas.

El Boeing 767-300 despegó de Madrid rumbo a Toronto (Canadá) y tras detectar problemas técnicos, decidió volver a Barajas tal y como dicta el correspondiente protocolo.

Según el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aérea (Sepla), el aparato perdió piezas del tren de aterrizaje, que entraron en el motor izquierdo, por lo que tuvo que permanecer en torno a tres horas quemando combustible, antes de aterrizar.